jueves, 2 de mayo de 2013

UNA RECETA PARTICULAR "RASCAÑUELOS"


 “RASCAÑUELOS”

                Después de disfrutar el día en la playa Álitor, se dispuso a comer una merienda especial. Consistía está en pequeños trozos de galletas inmersa en una malteada de chocolate y pequeños trozos de hielo, al final de licuar toda la mezcla bañaba con pequeños pedacitos de chocolate de arroz tostado, polvoreaba con un poco de canela y de último la olía con profunda inspiración para saboréala antes de llevarla a su boca. El ritual de todas las tardes le llamaba “Rascañuelos” porque después de tomarla comenzaba a picar su cuerpo de tal forma que lo hacía en la pared, en las orillas de estas. Procuraba rascarse con el peine de papá y el gran cepillo redondo de mamá. Nada podía calmarlo, pero igual tenía su ventaja aquella comezón, haberse disfrutado la bebida más sabrosa del mundo.
                Álitor era un niño que tenía muchos amigos, pero en cuestiones culinarias no compartía el “Rascañuelos”, se fugaba siempre a  mitad de entrenamiento y casi lo botan del equipo de béisbol porque no asiste completamente al horario. Un día se jugaban la final, el jugaba el jardín derecho porque siempre decía: -Nadie batea por aquí, y si lo hicieran Julito me ayuda, porque sabe que no corro mucho- El también pensaba que como en el pueblo no había personas que batearan a la derecha le vendría muy bien jugar esa posición. Siempre lo iban a ver sus amigas Reina María y Mía Alegrina dos chicas hermosas que le hacían coro desde las tribunas de la primera base. Ellas le habían aconsejado que si no soportaba la tentación de tomar el “RASCAÑUELOS” no le darían una sorpresa muy gratificante, ellas se la preparaban con cariño, esta incluía comida y  un paseo al parque de diversiones. Álitor era muy bueno bateando ya que el chocolate le daba fuerza. Tenía un buen ojo para las pelotas rápidas y altas. El lanzador de ese día era el niño de 6to grado Juan Alfonzo de la Coronilla, niño muy alto pero un poco lento. Los lanzamientos iban y venia igual que las entradas con cada 3 ponches, pero cuando llegaba él todo se sentía un poco tenso, el otro equipo sabía que la habilidad del cuarto bate de los “Quesos Rayados” no era solamente fama, era una realidad que asustaba. El Equipo de los “Pancito con Mantequilla” tenia fe en Juan y este a su vez en Dios, porque cada vez que venía Álitor oraba y  pedía mucho con plegarias a millón, decía: Diosito si tú me ayudas yo te prometo que no le escondo más la plancha a la abuela en el jardín, me como todo las caraotas que mi mamá me da, me baño todo en la semana y también los domingos. Allí Juan duraba un minuto, era su concentración, luego lanzaba con tanta fuerza que el viento se apartaba, un silbido se venía con la pelota y el “Tac” del bate sonaba avisando que era un gran golpe. Todos miraban hacia arriba buscando la blanca pelota, se perdía con la luz del sol y muchos en silencio esperaban que saliera por la barda central y en el justo momento que se veía caer ese magnífico batazo, la gente brincaba de alegría, silbaban, alzaban las manos y lanzaban los refrescos de tamarindo morado con entusiasmo.
                Luego de ese gran partido los amigos de Juan  se preguntaron: ¿Cuándo harás 3 strikes a Álitor, Juan? Contestó con malicia Serpentina de las Fuentes Toposo. –Yo sé cómo. Ustedes déjenmelo a mí y yo sabré ponerle una tentación que no lo dejará  batear ni atrapar-
                Mía y Reina escucharon a la niña intrigante y salieron con aprisa para avisar a su mejor amigo, que una trampa se estaba creando. Llegaron a casa de la Señora Magdalena y Álitor estaba en su ritual de todas las tardes. Se disfrutaba de aquella bebida y mientras las chicas le explicaban, él estaba en un lugar muy lejano de allí. Su bebida no solo le daba fuerza si no que también lo hacía imaginarse  muchas cosas buenas, por eso siempre contento estaba. Al culminar las visitantes la charla de prevención, Álitor movió su cabeza  con lentitud de arriba hacia abajo de manera repetida, con una mueca en su boca, dándole una sensación a sus amigas que les había escuchado. Su madre que escuchaba sabía que no lo había hecho, por lo tanto ella creó un plan sencillo y muy secreto, tanto que ni sus mismos pensamientos podían visualizarlo, ni escucharlo, ni sentirlo. Solo su imaginación y ella, lo sabían. Era tan secreta esa idea que ni MAMUCHIS la perra preferida de la casa lo conocía.
                Llegado el día del nuevo encuentro, las familias se reunían alrededor del entrenador mientras este daba las indicaciones para animar a sus hijos, les dijo el Señor Salvador:-Escuchen estimados padres y madres, hoy es el mejor día para que sus hijos muestren todas sus cualidades. Serán observados por entrenadores de otros equipos de mayor nivel. La unión de las familias es el mejor camino para que sus hijos se conviertan en los futuros Campeones de Venezuela-. Finalizado aquel pequeño discurso todos los adultos buscaron la manera de comunicarles con amabilidad lo que esperaban de ellos en el campo de béisbol.
                Escuchada la voz de comienzo, el árbitro principal pasa la pelota a los “Buitres Calvos”  con su lanzador estrella. Los “Pollos Picosos” venían al bate. Enseguida se aparecieron los chamos con Juan y la malvada de Serpentina. Se dieron cuenta que estaban en un partido equivocado y siguieron en la búsqueda del encuentro entre los “Quesos Rayado” y el equipo proveniente del pueblo de las Matas, los “Toros Sentados”. Serpentina se logró colar entre el público y se ubicó entre Primera Base y la caja de Bateo, así le decían al lugar donde cada pelotero golpeaba la blanca y redonda pelota. Después de la segunda entrada viene a tomar su turno Álitor. La niña con intenciones no muy buenas, saca un termo transparente y se sirve un trago. En un primer momento el olor llega a los bellos de la nariz del bateador, le crea la primera sensación pero pensó: Nadie puede sabe la receta de la Rascañuelos. Realizan el primer lanzamiento y es un Strike. Luego Serpentina hace un sorbete ruidoso y anuncia con un ¡ahhh¡ lo sabroso que era la bebida. El niño escucha y sigue oliendo. Lanzan nuevamente y es el segundo Strike. La mamá que estaba en el público le muestra una taza y le grita: -Si la bateas te doy un sorbito- y en ese momento que venía la pelota Álitor la choca con fuerza y es un sencillo que vuela por encima de la primera base llegando hasta el jardinero derecho. Serpentina furiosa se paró de la butaca y se fue al lugar de los “Toros sentados” y le dijo la estrategia al entrenador que también quería ganar costara lo que costara. Tomó el vaso y cambio de puesto con el entrenador de primera el Señor Delgado. Álitor al aproximarse este nuevo entrenador se dio cuenta que traía la Rascañuelos. Desconcentrado casi lo toman por sorpresa fuera de base. Luego el otro lanzamiento es bateado por Julito, el quinto bate y la bola sale disparada con gran velocidad por segunda base, Álitor toma la taza del entrenado antes de salir corriendo y en el camino la pelota hace un mal viro y choca con el pocillo, derrama la Rascañuelos en la cara de Álitor y este se lanza en segunda casi ciego. La gente se quedó extrañada con esa acción del niño. Lo cierto es que continuaron el partido y todos murmuraban de la gran hazaña del cuarto bate.
                Después de ese episodio Álitor se detuvo a pensar: -¿Cómo llegó la Rascañuelos a primera base? Y se contestó: -Es que ya me robaron la receta o mi mamá por ser tan generosa le regaló la forma de prepararla a las vecinas de la cuadra-.
                 El chocolate se secó en su nariz y labios, luego de un rato empezó a sentir algo raro. Cada vez que se le acercaba alguien le daba cosquilla en estas partes y reía. Pero cuando él se tocaba no pasaba nada, y se preguntó: -¿Por qué cuando me toco no me da risa? Y ¿Por qué si? cuando otros lo hacen. Lo cierto es que el partido siguió hasta el triunfo de los “Quesos Rayados”. Volvieron a ganar la  temporada de verano y Álitor nuevamente quedó como el héroe del equipo y de sus amigas Mía y Reina. Mamá no pudo ayudarlo completamente. Los planes de Serpentina se dieron pero no logró los objetivos de hacer perder a los “Quesos Rayados” contra los “Toros Sentados” y de igual manera el entrenador de este equipo el Señor Delgado, que por cierto no era muy flaco que se diga, era tan comelón que siempre de desayuno se comía lo que su esposa le preparaba para el almuerzo.
                Por último en casa Álitor creció con su Rascañuelos, quedando dos preguntas en el aire para él toda la vida, hasta hoy que cumple 16 años y va a la universidad.
                ¿Por qué cuando yo me toco no me da cosquillas? Y cuando mi mamá si lo hace  me da mucha risa, Será ¿Qué ella tiene la Rascañuelos en sus manos?
                No encontró respuestas este día y aún sigue preparando su bebida preferida. De esta manera nace el gran misterio de RASCAÑUELOS, la bebida mágica que hace que te rías y cumplas tus sueños.
                No olvide preparar la tuya…Recuerda cada vez que la prepares ráscate y sabrás que tú mismo no puedes hacerte cosquillas jajaja.

Rafael “El yafy” Blanco

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